Hanna Gadsby: Nanette | La agridulce realidad de la comedia

Rotten Tomatoes: 100%		IMDb: 8.8

Podría parecer que la fórmula para tener una exitosa carrera como comediante, especialmente en el competitivo y rudo mundo del stand up, es bastante sencilla: no hay mejor material que una vida desastrosa e irónicamente, llena de fracasos. Tal y como señalaba Sofía Niño de Rivera en Expuesta (su primer especial en Netflix), un defecto físico aunado a malas experiencias personales pueden convertirse en fuente de envidia para otros cómicos porque son una fuente inagotable de experiencias que permiten poseer el autodesprecio suficiente como para crear ácidos chistes con los que su audiencia, pese a no sentirse identificada, se carcajea. El stand up es la más pura expresión de schadenfreude en este mundo.

Hannah Gadsby, comediante australiana que quizás es mejor reconocida por su papel en Please Like Me (Josh Thomas, 2013-2016), no descarta esta teoría durante su especial, también para Netflix, Nanette. Incluso, añade un punto más. Para que el chiste sea realmente efectivo no sólo basta con vivir en la calle de la amargura, el secreto está en el control de la tensión en la audiencia para que la punchline resulte inesperada, graciosa y una solución lógica al conflicto relatado. Pero, ¿qué ocurre cuando en realidad esa tensión tan controlada esconde una realidad mucho más oscura? ¿Qué pasa cuando el artista encuentra consuelo en la versión ficticia de los hechos que narra, evitando el lidiar con el momento real y mezclando los recuerdos?

Gadsby no tiene una respuesta concreta y probablemente no exista una que lo sea. No obstante, debajo de todos esos chistes que utiliza para atraer la atención de los asistentes a la Opera House de Sydney y para relajar la atmósfera asfixiante que su duro testimonio deja por momentos, existe una fascinante vulnerabilidad en el monólogo de la comediante que permite entrever cómo afecta la autopercepción en la creación de una rutina. Raramente, un artista desnuda su alma sobre un escenario de esa manera y es precisamente esto lo que convierte a Nanette en algo único en su tipo.

Describir Nanette no es sencillo. En poco más de una hora, y gracias a su increíble agilidad verbal, Gadsby pasa constantemente de los chistes más inocuos a desgarradoras historias personales que te hacen olvidar que hace tan sólo unos minutos atrás veías un stand up cualquiera porque durante la primera hora, eso es Nanette. Sin ningún inconveniente, Gadsby hace puntadas sobre su lesbianismo, su manifestación de género, la masculinidad y las críticas a su trabajo… Lo que invariablemente transforma su discurso en una cátedra sobre la intolerancia social, la masculinidad tóxica, el feminismo, la identidad personal, el trauma, las enfermedades mentales, el sufrimiento como herramienta de creación, y ¿por qué no?, arte. Después de todo Gadsby está titulada como historiadora de arte por lo que puede abordar desde una perspectiva crítica a Van Gogh, Picasso y la comedia como medio de expresión para las masas.

En el peor de los casos, Hannah simplemente logrará sacarte un par de risas nerviosas por su estilo totalmente australiano, un humor mucho más sutil al que estamos acostumbrados por comediantes tanto mexicanos como estadounidenses y apoyado por el tono utilizado al hablar. No obstante, en el mejor de los casos, Nanette no sólo provocará que te rías, sino que te enojes y llores ante la agridulce realidad detrás de una mente tan creativa como estigmatizada por su círculo social próximo y atormentada por algo tan insignificante por su preferencia sexual.

La rutina, ganadora del mejor show cómico en Edinburgh Fringe y Melbourne International Comedy Festival el año pasado, tiene un momento en que Gadsby anuncia sus intenciones de retirarse de la comedia, tanto por las tensiones que provoca como por considerarla un mecanismo de defensa que no le ha permitido dejar atrás todas esas cosas que la han dañado a lo largo de la vida. La comediante hablaba en serio. En entrevista para Vanity Fair, Gadsby admite que aún no sabe qué hará en el futuro, puesto que aún continúa presentando Nanette en New York y ha pospuesto la escritura de un libro por lo demandante que resulta el espectáculo. No obstante, hay algo de lo que está segura: No volverá a realizar rutinas en que su humillación se convierta en el chiste para que los demás rían. Está demasiado cansada para eso.

Sin embargo, Nanette logra lo que pocos especiales de stand up logran: hacer que la historia de Hannah Gadsby sea sentida y escuchada. Sin importar que Gadsby decida convertirse en una ermitaña por el resto de su vida, lo cierto que Nanette es la prueba irrefutable de su brillante mente y su valor para iniciar conversaciones dentro de un género que parece cerrado a cualquier innovación.

Hannah Gadsby: Nannete es un especial de comedia de Netflix.

Esta es una colaboración de Ximena P. Morales para la sección de Cine y Tv

Scorpion | Drake estrena album de 2 volúmenes que incluyen un dúo con Micheal Jackson

2 thoughts on “Hanna Gadsby: Nanette | La agridulce realidad de la comedia

  1. “… Nanette es la prueba irrefutable de su brillante mente …” Y cuánto más nos perdemos de quienes nos rodean, de su inteligencia y habilidades, por no ser capaces de ver más allá de las etiquetas que, a veces nosotros mismos, nos ponemos en la frente.

    Like

Leave a Reply

Fill in your details below or click an icon to log in:

WordPress.com Logo

You are commenting using your WordPress.com account. Log Out /  Change )

Facebook photo

You are commenting using your Facebook account. Log Out /  Change )

Connecting to %s

This site uses Akismet to reduce spam. Learn how your comment data is processed.