Pese a que la mayoría de los países cuentan con una industria cinematográfica lo suficientemente sólida como para continuar retratando la realidad dentro de su territorio con una sensibilidad difícilmente lograda por un extranjera o, en su defecto, generar películas altamente populares entre la audiencia nacional por capturar su idiosincrasia sin esfuerzo alguno, lo cierto es que las cintas estadounidenses continúan dominando la mayoría de los mercados internacionales a la par que sus concepciones de géneros cinematográficos son la base con la que se moldean los esfuerzos de otros países. Esa es una de las razones por las que casi 90 años después, los Premios de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas, mejor conocidos simplemente como los Oscars, continúan siendo el reconocimiento más prestigioso al que pueden aspirar todos aquellos que hacen cine, sin importar su nacionalidad.
Después de todo, la entrega de los Óscars es la única ceremonia que no celebra solamente el trabajo realizado frente a la cámara, sino también el esfuerzo del talento que más allá de crear una historia, se encarga de hacer realidad una visión a través del diseño de producción, la cinematografía, el vestuario, el maquillaje, los efectos visuales, la creación y mezcla de sonido, así como la edición del material filmado. Los Premios de la Academia, hasta este año, daban una plataforma a todas esas personas cuya labor generalmente pasaba desapercibida por ser considerado un trabajo más técnico.
Por primera vez desde 1989, la ceremonia no tendrá un conductor tras el anuncio y posterior renuncia del comediante Kevin Hart.
¿Y por qué digo que hasta este año? Porque en un esfuerzo por mantenerse vigente ante una audiencia cada vez más reducida, que alcanzó una caída histórica de 19% el año pasado respecto a la ceremonia previa (aunque sus números fríos no son tan malos cuando se considera que se reportaban 26.5 millones de espectadores tan solo en Estados Unidos Unidos), la Academia decidió entregar algunos de estos premios técnicos durante los cortes comerciales, de manera tal que la duración total de la ceremonia se ajuste a 3 horas en lugar de las 4 que usualmente toma. No obstante, la controversial decisión, que ha sido criticada incluso por Guillermo del Toro quien considera a la cinematografía y a la edición (dos premios que serían omitidos de la ceremonia televisada) como el corazón del quehacer cinematográfico, no es el único suceso fuera de lo común rondado la 91° Entrega de los Óscars.
Por primera vez desde 1989, la ceremonia no tendrá un conductor tras el anuncio y posterior renuncia del comediante Kevin Hart a causa del resurgimiento de unos tweets homofóbicos. Así mismo, la Academia anunció en agosto del año pasado incluir una categoría especial para honrar a películas de gran popularidad entre la audiencia. Nunca se definieron los criterios por la abrumadora respuesta negativa hacia la intención por parte de miembros de la industria y público en general. Cansada de la crítica hacia la poca diversidad de género, sexual y racial entre los miembros votantes, la Academia extendió 928 invitaciones para nuevos miembros, incluyendo nombres reconocidos como Daniel Kaluuya, Kumail Nanjiani, Blake Lively, Timothee Chalamet, Emilia Clarke, Sean Baker, Justien Simien, Luca Guadagnino, Andy Muschietti, Kendrick Lamar y J.K. Rowling.
Aún falta unos días para ver los resultados de todas estas iniciativas de la Academia en la ceremonia y cómo afectará el futuro de los Oscars. Sin embargo, hay otro factor bastante interesante que ha pasado casi desapercibido ante las decisiones radicales de los organizadores de la premiación. A estas alturas, y a diferencia de años previos, cualquiera de los ochos filmes nominados a Mejor Película tienen las mismas posibilidades de llevarse la estatuilla a casa. Además, existen argumentos para defender la decisión de incluir a cada una de las cintas en la terna… Así como los contrargumentos necesarios para alegar que usurpan el lugar de cualquier otra película estrenada durante el 2018 e ignorada vilmente por la Academia. Si pensaste en A Quiet Place (John Krasinski, 2018) con esta última oración, no estás solo.



En años pasados, dos semanas antes de la ceremonia ya había dos películas que se perfilaban como las grandes favoritas por haberse quedado con el resto de los galardones entregados durante la temporada. Tan solo en 2018 las apuestas se dividían entre la provocadora Three Billboards Outside Ebbing Missouri (Martin McDonagh, 2017) y el cuento de hadas para adultos de Guillermo del Toro, The Shape of Water, siendo ésta última quien se coronaría como la Mejor Película del 2017. No obstante, este año las cosas no han sido tan claras.
Otro punto destacable entre las ocho contendientes a la Mejor Película del 2018, o al menos según los miembros votantes de la Academia, es que esta selección es una de las más variadas en los últimos años.
Desde el sorpresivo triunfo de Bohemian Rhapsody (2018) como Mejor Película Dramática en los Golden Globes, pasando por el SAG a mejor elenco para Black Panther (Ryan Coogler, 2018) y los múltiples reconocimientos para la Roma (2018) de Alfonso Cuarón, lo único realmente sorpresivo en la noche del Óscar sería que “A Star is Born” (Bradley Cooper, 2018) se llevase la estatuilla tras convertirse en la gran perdedora de esta temporada de premios pese a los pronósticos de que no tendría competencia para arrasar con las diferentes estatuillas.
Otro punto destacable entre las ocho contendientes a la Mejor Película del 2018, o al menos según los miembros votantes de la Academia, es que esta selección es una de las más variadas en los últimos años. Pese a que la representación asiática continúa siendo nula en las nominadas, pareciera ser que la Academia está intentando rectificar sus errores tras la controversia de #OscarsSoWhite previo a la 87° ceremonia, así como responder a las acusaciones de que no ha sabido adaptarse a los tiempos, conservando una mentalidad tradicionalista que limita el camino a cintas sobre minorías. En esta ocasión, las películas dentro de la categoría son más incluyentes de la comunidad afroamericana, latina y LGBTQ+, a la par que celebran personajes de mujeres complejas que se convierte en el ancla de sus respectivas películas como en el caso de The Favourite (Yorgos Lanthimos, 2018), Roma y, en una menor medida, Black Panther.
Sin embargo, esta es la misma razón por la que algunos desmeritan el valor artístico de cada una de las películas nominadas puesto que la Academia está siendo “políticamente correcta” con esta selección. A pesar de que no es lo correcto, una buena parte de la crítica cinematográfica proviene de la percepción personal y los gustos propios en lugar de los conocimientos sobre cine en su estado más puro. Después de todo, cualquier producto cinematográfico se presta a diversas representaciones. Lo que no es justo es que se considere que muchas de estas películas cumplen con un requisito de diversidad y no merecen realmente su lugar en la terna. Ninguna de estas cintas es perfecta, pero quisiera escribir una pequeña defensa para cada una de ellas, enlistadas en orden alfabético:
- A Star Is Born: Considerando que se trata el cuarto remake de la cinta de 1937 con el mismo nombre, A Star is Born es una de las dos propuestas con las narrativas más tradicionales de la terna y representa, hasta cierto punto, la tendencia de la Academia a nominar cintas que le son reminiscentes de glorias pasadas (otro claro ejemplo de esto es La La Land). Pese a que el guion no propone una perspectiva diferente de la misma manera en que otras en su categoría lo hacen, la película encuentra su verdadera fortaleza en las interpretaciones de Bradley Cooper, Lady Gaga (un impresionante debut para una cantante en la pantalla grande) y Sam Elliot, así como en el poderoso soundtrack que enaltece cada escena de la película por la sorpresiva armonía vocal entre la versatilidad de Gaga y la inexperiencia de Cooper. En lo personal, considero justo que Bradley Cooper no haya sido reconocido en el rubro de Mejor Director puesto que muchas de sus decisiones pusieron en primer plano a su personaje (Jackson Maine) en lugar del de Lady Gaga (Ally Maine), en quien teóricamente recae el peso emocional de la película y no logra ser más que una figura pasiva mutable a las necesidades de Jackson Maine, pese al esfuerzo de Gaga, mediante su sutil actuación, de convertirla en un ser tridimensional.
- BlacKkKlansman: Spike Lee es uno de los nombres más controvertidos dentro de la industria estadounidense puesto que el director y guionista es un incansable activista por los derechos de la comunidad afroamericana que no teme denunciar los atropellos que percibe mediante sus películas. Incluso, hay quienes lo han acusado de ser racista por la poca visibilidad de actores no negros en sus cintas. No obstante, BlacKkKlansman, inspirada en la historia real de Ron Stallworth, un policía negro que logra infiltrarse en su capítulo local del Ku Klux Klan, es una de sus películas más balanceadas tanto en denuncia, elenco y humor. Pese a que la trama no sigue los verdaderos acontecimientos al pie de la letra, la película es sumamente disfrutable con las libertades creativas tomadas por Lee, aunque algunas decisiones para el último acto parecen ser tomadas deliberadamente para crear una mayor tensión y drama innecesarios. Así mismo, un par de diálogos resultan confusos para quienes no estén familiarizados con la cultura afroamericana y la…
- Black Panther: Pese a que el año pasado, Logan (James Mangold, 2016) logró una nominación como Mejor Guion Adaptado, Black Panther es la primera película de superhéroes en lograr la hazaña de ser nominada a Mejor Película. Desafortunadamente, la cinta es la que más críticas ha recibido por ser incluida en la categoría puesto que, casualmente, la mayor parte del elenco de la cinta es negro. No obstante, esta afirmación desmerita el verdadero valor de Black Panther como un detonante de conversación por sus interesantes perspectivas políticas, su conflicto generacional y la construcción de su personaje principal, un desafío al arquetipo de superhéroe establecido. Así mismo, para la creación de Wakanda se requirió de un equipo sumamente talentoso, no solo frente a la cámara, sino también detrás de ella. Cada elemento en pantalla no está allí por casualidad, sino que representa un elemento significativo para las culturas a las que honra. El único “pero” que podría encontrarle es que la película decae después de la mitad del segundo acto para llegar a una conclusión sumamente apresurada, una desventaja respecto a la ignorada…
- Bohemian Rhapsody: Centrar una película en torno a una figura tan influyente como lo es Freddie Mercury no es una tarea sencilla. Bohemian Rhapsody no cumple precisamente con todas las expectativas que su nombre acarrea, pero en los puntos en que acierta lo hace de una manera espectacular. Las ya legendarias canciones de Queen emocionan incluso al espectador más casual al ser utilizadas como referencia para narrar la historia de la banda y del hombre que la lideró hacia el estrellato. Tanto la recreación de la época como las actuaciones de un gran elenco encabezado por un Rami Malek más sublime que nunca logran que la trama absorba por completo al espectador, haciendo que ignore no solo los hoyos en ésta y la melodramatización de eventos reales como el Live Aid, sino también una edición bastante torpe y una dirección tibia por parte de un ser que no merece ser nombrado, quien llegó a ser despedido por su inconsistencia dentro del set. Al igual que Queen, Bohemian Rhapsody logra trascender sus defectos y conectar con la audiencia, puesto que es una de las películas más taquilleras dentro de la terna, haciendo un eco quizás a las intenciones de la Academia con su Logro en Cine Popular.
- Green Book: Al igual que A Star is Born, Green Book es una propuesta cinematográfica bastante convencional que narra la curiosa amistad entre un reconocido pianista negro, Don Shirley, y su conductor, el racista maître de un bar neoyorkino Anthony Vallelonga (quien, en vida real, se convertiría en un reconocido actor por sus papeles de mafioso). Tomando su título de la guía de viajes creada con el fin de que los viajeros afroamericanos evitaran ser discriminados en el hostil sur de los Estados Unidos durante la época de los 60’s, Green Book funciona de manera encantadora por la gran química y el magnetismo de Mahershala Ali y Viggo Mortesen ya que, al tratarse de una cinta nacida en base a recuerdo ajenos, la película tiende a suavizar aspectos de las tensiones raciales de la época.
- Roma: Calificada por la audiencia mexicana como “muy aburrida” y objeto de controversias tanto por el casting de Yalitza Aparicio, una maestra de kínder de origen indígena sin preparación actoral, como la figura central de la historia, así como por la supuesta romantización de la clase baja, Roma es uno de los trabajos más personales de Alfonso Cuarón por lo que cada detalle es sumamente cuidado para crear una experiencia audiovisual única que los problemas entre Netflix y las grandes cadenas de cine privaron de llegar a la mayoría de los espectadores de esa manera. Homenajeando el neo-realismo italiano por la crudeza de sus imágenes, su ritmo y la elección de su paleta de color, Roma humaniza a un grupo olvidado por la mayoría a la vez que coloca un espejo a la sociedad mexicana respecto a sus prejuicios. Magistrales interpretaciones de Yalitza Aparicio y Marina de Tavira, quienes compiten por una estatuilla en categorías actorales.
- The Favourite: Equitativamente bizarra como sensual, The Favourite también toma bastantes libertades creativas respecto al periodo de tiempo en el que está ambientada para crear un intrigante triángulo entre tres mujeres ávidas de poder, aunque una de ellas pareciera una figura de autoridad fácilmente manipulable. Yorgos Lanthimos es uno de esos directores contemporáneos que ya cuenta con un estilo visual sumamente distintivo en el que destacan elegantes composiciones y una paleta tenue, así como con una cinematografía repleta de temas recurrentes de los que esta cinta no es excepción. Sin embargo, el duelo actoral al que Lanthimos somete a sus intérpretes da como resultado el mejor rol de Emma Stone, Nicholas Hoult y Joe Alwyn hasta la fecha, así como consolida la trayectoria de Olivia Colman y Rachel Weiz.
- Vice: He aquí mi talón de Aquiles. Pese a que dije que iba a intentar ser lo más parcial posible, Vice me dificulta la tarea puesto que es la nominada que menos disfruté y honestamente, creo que simplemente tiene lugar en la categoría por la inclinación liberal de Hollywood, así como la necedad de la Academia por incluir una cinta que involucre un tema político estadounidense, aunque la calidad de la cinta sea pobre como en el caso de la apresurada The Post el año pasado. Simplemente me limitaré a decir que la biopic es un ejercicio sobre la capacidad de un solo guionista de incluir la mayor cantidad de recursos narrativos posibles en dos horas mientras demoniza a una figura real (que sigue viva, mind you), logrando un efecto surrealista gracias a la interpretación de Christian Bale como Dick Cheney, quien suena más como Batman que como Cheney al hablar. Desperdicio de actores de reparto de la talla de Amy Adams, Jesse Plemons y Sam Rockwell puesto que no les dan suficiente tiempo en pantalla para brillar más de lo que hacen con el material.
Y tú, ¿qué esperas de los Oscars este año? ¿Qué película merece el premio y por qué? Creo que mi favorita es demasiado obvia.
Esta es una aportación de Ximena P. Morales a la sección de Cine y Tv