Con el poder del streaming ahora podemos saltar de una canción a otra, de un género a otro, con tan solo apretar un botón. Sin embargo, aquí en #ruexmag aún nos gusta disfrutar de vez en cuando de la experiencia de escuchar un álbum de principio a fin, en el orden en que el artista lo planeó.
Esta es una colaboración de Ignacio A. Pérez C. para la sección de Música
Es por esto que te presentamos discos que nos han cautivado desde la pista número uno hasta el último segundo para que los escuches ya sea en un road trip o en la oficina. Esta semana te presentamos Forever Blue de A.A. Williams.
Forever Blue | A.A. Williams | Folk / Post-Rock | 2020 | Bella Union | 8 CANCIONES | 42:29 min
Durante el 2010 hubo un boom de cantautoras que comenzaron a romper con los esquemas tradicionales del folk pop. Presentes durante años en varios proyectos de diversas escenas del rock, figuras como Chelsea Wolfe, Emma Ruth Rundle y Myrkur (unos años más tarde) lanzarían una serie de álbumes oscuros, íntimos y de una carga emocional impresionante que generarían un creciente interés por parte de la prensa especializada así como la unión de fanáticos de diversos géneros.
En 2019, la compositora londinense A.A. Williams parecía continuar con la tendencia impulsada en años anteriores, sin embargo, rápidamente se diferenció de sus predecesoras al tender mucho más al post-rock heredado de grandes como Mono (con quienes lanzaría un EP), un poco de metal y balada tradicional. Con dos EP’s bajo el brazo en este año llegó su primera producción de larga duración, donde logró ir más allá de las expectativas.
Canciones favoritas: All I Asked For (Was To End It All) | Melt | Fearless | Glimmer | Wait
Generalmente abuso del recurso de equiparar o describir álbumes como viajes o paseos. Tengo la arraigada opinión de que un buen disco debe fungir como uno, trascendiendo el espacio físico para transportar al escucha a los distintos planos que el artista busca transmitir. Forever Blue, bajo esta regla, es un ascenso en espiral, un enfrentamiento cercano contra los demonios que se ocultan en uno mismo.
El disco tiene un arranque sencillo. La melodía de la voz en el verso asciende suavemente sobre el resto de los instrumentos, los cuales encuentran equilibrio entre arreglos de cuerdas y un beat lento de rock. “All I ever asked for was to end it all” es el determinante cierre del coro, una realización pesada que se repite con determinación para exorcizar el pesar que trae el aislamiento y el dolor.
Uno entra a un juego sonoro caracterizado por el contraste de sonoridad. Las canciones presentan su dualidad de forma paulatina, de un momento a otro pasamos de una dócil línea de violín hasta el incorporar de potentes golpes de batería y distorsión hasta lograr picos fantásticos en donde melancolía, ira, esperanza, muestran todos sus colores bajo la voz de Williams.
“Let go of these promises they hurt”
“You just couldn’t let me be”
Cada canción resalta. “Melt” es hipnótica y engañosamente optimista. En “Dirt” Williams canta a dueto con Tom Fleming (Ex-Wild Beasts); una conversación afligida sobre el tranquilo rasgueo de guitarras.
“Fearless” se transforma lentamente de una petición contenida a una exigencia desesperada en sus últimos minutos. La guitarra acústica cede su lugar a riffs heredados del doom y el post metal mientras que los guturales de Johannes Persson (Cult of Luna), convierten la frase “Please Let me go” en un grito desolador.
“I Wasn’t meant to be the one left hollow and hurt and mad from love.”
El clímax de “Wait” comienza en el punto más bajo de intensidad. El violín se mantiene en una sola nota mientras que la figura principal se asoma con un piano suave. De pronto la progresión se ve glorificada por un crescendo, los rasgueos en trémolo de la guitarra se ven acompañados de pronto por una reafirmación del violín.
La batería se une con golpes contundentes hasta que una sóla vuelta del coro explota sin más en un instante excepcional. Finalmente cerramos con “I’m Fine”, el piano se tambalea con la voz, rompiéndose, mientras la frase media la situación con melancolía: “I’m so tired of explaining that I’m fine / But I’ll always try to find a place with you” hasta que de pronto la música cesa y sólo queda el canto de unos pájaros.
Como mantras que buscan sanar, la repetición representa el mejor aliado de este disco. Con cada letra uno reacciona, uno cambia, uno siente. Pues este es un lanzamiento que permite sentir de todo, el volverse vulnerable en 43 minutos ante un viaje en subida donde, al llegar hasta la cúspide, uno es recompensado con catarsis. En resumen: Recomiendo mucho Forever Blue, su carácter casi cinematográfico brinda, sin lugar a dudas, una experiencia realmente gratificante.
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