Petite Amie | Escucha el álbum debut de la banda mexicana de indie rock & psicodélico

Rue X Magazine

Con el poder del streaming ahora podemos saltar de una canción a otra, de un género a otro, con tan solo apretar un botón. Sin embargo, aquí en #ruexmag aún nos gusta disfrutar de vez en cuando de la experiencia de escuchar un álbum de principio a fin, en el orden en que el artista lo planeó.

Esta es una colaboración de Ignacio Alfonso Pérez Campos para la sección de Música

Es por esto que te presentamos discos que nos han cautivado desde la pista número uno hasta el último segundo para que los escuches ya sea en un road trip o en la oficina. Esta semana te presentamos Petite Amie de Petite Amie.

Petite Amie México

Album | Petite Amie | Rock Psicodélico | 2021 | Devil in The Woods y Park The Van | 11 Canciones | 36:10 min

Conformada de forma extraoficial en el 2019 con una serie de canciones dispersas y jams, Petite Amie surgió de la mano de Carlos Medina, bajista de Little Jesus, quien se juntó con Aline Terrein (voz), Isabel Dosal (voz), Santiago Fernández (bajo) y Jacobo Velazquez (guitarra). Ya establecidos formalmente en 2020, el conjunto despegó dentro de la escena nacional e internacional con una fuerza impresionante, recibiendo el aprecio de medios como Brooklyn Vegan, NPR, KCRW y KEXP.

Canciones favoritas: Vraiment | C'est Pas Moi | Interludio | Sumérgete  | Adiós 

Dentro de este segundo año de pandemia, sería necio intentar negar el efecto que ésta ha tenido en todos los ámbitos de nuestra realidad. Como muchas otras producciones, el debut homónimo de Petite Amie fue afectado directamente por el evento global, no obstante, el tratamiento, la entrega y el sentimiento del álbum es completamente único. Guiados por la angustia existencial generada por la búsqueda del “yo” en un mundo globalizado, impersonal, donde lo íntimo debe transformarse en público para legitimarse, las canciones tienen un je ne sais quoi, una disonancia, un choque, un raspar… vaya, un pequeño dejo amargo en el paladar. Por supuesto, en este momento alguien podría gritar: “¡¿Qué no escuchaste el disco?! Es vibrante, es pop, es colorido; lleno de texturas complejas y melodías mayores. Los sintetizadores invaden el cuarto como si fuera a reventar un festejo de los 80, la batería está enlazada de forma casi impoluta con el bajo, las voces son suaves como el terciopelo ¿de qué amargura hablas?” Y mi respuesta sería: es la amargura que deja un buen cóctel. (Ah… qué mamón sonó.)

Disculpándome con la pretensión de la última línea, desarrollaré un poco más todo. Primero, en la parte instrumental, los sintetizadores, que resaltan en dos partes, son una cama de telares prismáticos dentro del álbum; una fuerza que acompaña e impulsa cada canción. Pads, bajos y leads se complementan para invadir el campo sonoro, pasando de una contenida agresión distorsionada que acelera el pulso a un campo de colores pastel; disminuyendo su carga en puntos clave para ceder el protagonismo a guitarras o las mismas voces. Ahora, las guitarras (acústicas y eléctricas) están “rotas”, o por lo menos destacan por un phaser que les afecta de forma sutil, que les dejan armónicos ásperos. Son bellas, claro, son las coprotagonistas de “Adiós”, “Refugio” y “Desastre” en papeles muy diferentes, destacan por el sentir nostálgico que provocan y complementar la melodía de voz.

Ahora la sección rítmica. Batería y bajo son un agasajo, un delirio, un bendito manjar en el que resaltan sus matices, a veces fijos y cuadrados, a veces desplegando lo mejor de sus habilidades técnicas en florituras medidas, siempre como el pilar de las piezas. Bien, ahora las voces. Lo más obvio es el intercambio franco-hispano dentro de sus líneas, es efectivo, es bello, galante incluso. Aline Terrein e Isabel Dosal fluctúan de forma excepcional entre las canciones, su cadencia dulce (e incluso un poco sensual) aunada a la tersura de sus timbres se complementa como pocas, ayudando a que el disco sea más homogéneo. Aquí es también donde resalta la amargura que mencioné hace unos momentos. Las letras, coronadas por las voces del dueto de cantantes, contienen el peso del mundo (junto con un catártico sentimiento de liberación.)

Sólo observemos dos letras.

Primero “Elektro”:

J’attendais le signal
Il n’y avait qu’une seule étoile
Je ne sais pas si on m’a vu
Mais ce soir j’ai disparu

Esperaba la señal,
sólo había una estrella.
No sé si alguien me vio.
Pero esta noche desaparecí.

Y cerraremos en “Adiós:

Sabes que lo intento y no puedo cambiar
Quiero ser quien quieres y poderte acompañar
Y ya no sé si puedo seguir más y más y más

Quiero darte todo y con eso sentir paz
Nunca imaginé que todo iba a salir mal
Y ya no siento que esto vaya a algún lugar


Si L’Imperatrice te encanta, creciste con Daft Punk y Unknown Mortal Orchestra te recuerda a ciertos momentos de tu vida, no hay motivo para que te sigas perdiendo de la música de Petite Amie. (En caso de que no hayas cumplido con ninguna de las condiciones anteriores), el sonido de este proyecto de la CDMX cuenta con todo para resaltar durante años como uno de los más representativos de la escena nacional. Lo que pediría es que tomen su bebida preferida, pongan sus mejores audífonos o bocinas y se lancen a escuchar el debut de esta fantástica banda.


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