Recientemente nombrada como la mejor película del año por la revista estadounidense Time, Roma, el octavo largometraje de Alfonso Cuarón, recibió tres nominaciones para los Globos de Oro, cuya ceremonia se llevará a cabo el 6 de enero del próximo año: Mejor Director, Mejor Guión y Mejor Película en Lengua Extranjera.
Sin embargo, pese al cálido recibimiento de la crítica, Roma no está siendo exhibida en salas comerciales en México ni en ninguna otra parte del mundo, sino en cines y espacios independientes limitados, dificultando así el acceso de la audiencia a la experiencia audiovisual específica que Cuarón tenía en mente al rodar en 65 mm con una cámara Alexa 61 y usar una compleja mezcla de sonido en Dolby Atmos, un diseño sonoro completamente inmersivo.
Contrario a la creencia popular de que Cuarón no permitía que su cinta fuese proyectada en complejos que no cumpliesen con ciertos requerimientos técnicos (situación que el mismo director se ha encargado de desmentir en Twitter), la realidad es que la escasa disponibilidad de Roma en salas cinematográficas es una consecuencia directa de la riesgosa elección de Netflix como distribuidor de la cinta por parte de Participant Media y Esperanto Filmoj (la casa productora propiedad del director mexicano).
A diferencia de YouTube Originals, quienes adquirieron los derechos de Museo (Alonso Ruizpalacios, 2018), y Amazon Studios, reconocida por la distribución de la multipremiada Manchester by the Sea (Kenneth Lonergan, 2016), Netflix no se ha apegado al modelo tradicional de exhibición. En lugar de eso, ha buscado romperlo para crear nuevas condiciones de proyección cinematográfica. No obstante, sus esfuerzos, hasta ahora, han sido en vano.
Antes de ahondar en el tema de la distribución de Roma por parte de la compañía de streaming, considero importante explicar el modelo tradicional de exhibición cinematográfica. Tras la finalización de su etapa de post-producción, una película está lista para proyectarse ante la audiencia. La práctica más común para encontrar un espacio de exhibición consiste en la venta de los derechos de la cinta a una distribuidora, la cual se encarga de negociar con los exhibidores (incluyendo cadenas cinematográficas y salas independientes) lugares y horarios para la proyección de la cinta en cuestión. No obstante, esos acuerdos suelen beneficiar al exhibidor quien se queda con el mayor porcentaje de los ingresos en la taquilla. Al finalizar la corrida comercial en salas comercial, se abre la opción de distribución de la película a plataformas digitales, DVD, Blu-Ray y televisión.
Por su parte, Netflix, que contabiliza más de 130 millones de suscriptores alrededor del mundo, se rehúsa a aceptar las reglas del modelo tradicional. Acostumbrada a ganar, esta renuencia por parte de la compañía de Netflix ha ocasionado que Beast of No Nation (Cary Jogi Fukunaga, 2015) fuese omitida de su respectiva temporada de premios al no ser exhibida en salas cinematográficas y que el Festival de Cannes reforzara una regla que prohíbe la proyección de películas en competencia que no respeten la ventana de distribución en Francia, la cual señala que un largometraje no puede formar parte del catálogo de una plataforma digital antes de que se cumplan tres años de su estreno en cines.
Ávido por el reconocimiento en la industria cinematográfica del que ya goza su competencia directa, Amazon Studios, Netflix tuvo que plantear una estrategia de distribución diferente para las películas que consideran sus cartas fuertes para la temporada de premios, abarcando una mayor audiencia especializada. Es por ello que Roma, a diferencia de otros “originales de Netflix,” se le fueron concedidas tres semanas de exhibición en salas cinematográficas antes de su estreno en el servicio de streaming, programado para el 14 de diciembre. Este plan de distribución coincide con el pensamiento del realizador mexicano quien considera que los dos modelos, tanto el tradicional como la propuesta de Netflix, “son compatibles y que dependen de las opciones de la gente, de los gustos de la gente.”
Sin embargo, este tiempo no fue suficiente para atraer a las dos grandes cadenas cinematográficas de México, Cinépolis y Cinemex, a la exhibición de la esperada Roma.
El 20 de noviembre, Cuarón se lamentaba que solamente se hubiera conseguido la proyección de su nueva cinta en solo 40 salas a lo largo del país, un número inferior a las pactadas en Polonia y Corea del Sur. Sin embargo, dejó abierta la invitación para que cualquier interesado en exhibir Roma se pusiera en contacto con su productora. De la misma manera, Matt Brodie, Director de Adquisiciones de Netflix, mostró su disposición a llegar a un acuerdo con las cadenas y donar una parte de las ganancias de taquilla a organizaciones sin fines de lucro.
Cinemex no respondió a las declaraciones de Cuarón y Brodie. Cinépolis, por su parte, emitió un comunicado en que señalaba que no accedería a la proyección de Roma en sus salas si no se respetaba la ventana de exhibición, la cual dura 90 días y es mucho más larga que la propuesta de Netflix. Por lo tanto, la única manera en que Roma llegase a las salas de la cadena sería si la plataforma de streaming posponía su lanzamiento dentro de su servicio.
Esta postura por parte de Cinépolis fue aplaudida por Tábata Vilar Villa, directora de la Cámara Nacional de la Industria Cinematográfica (Canacine), argumentando que la “decisión no es un tema nacional sino algo establecido en el orbe.” Si bien alrededor del mundo existen leyes que establecen una ventana de exhibición obligatoria para el país en cuestión, la Ley Federal de Cinematografía no señala en ninguno de sus artículos cuántos días debe permanecer en cartelera una película antes de su exhibición en otros medios. Además, en otras ocasiones no se ha respetado en su totalidad este tiempo puesto que algunas cintas han sido proyectadas en otras plataformas al mismo tiempo que están en salas de cine.
No obstante, esta negativa de las grandes cadenas cinematográficas nacionales para exhibir Roma no ha repercutido de manera negativa en su proyección en México. El tweet de Alfonso Cuarón ocasionó que más salas independientes programaran Roma en su cartelera, llegando a cada vez más ciudades dentro del país. Incluso, se ha calendarizado una proyección gratuita para 3000 personas de la cinta en los Pinos. Para asistir, se recomienda llevar una manta y un recipiente tanto el ponche como para las palomitas que se repartirán a los asistentes.
Si bien es cierto que la distribución limitada de Roma no otorgará las mismas ganancias a sus realizadores, también lo es que el modelo propuesto con Netflix es una ruptura con lo tradicional y un acercamiento de la audiencia a salas cinematográficas que usualmente ignorarían. No obstante, aún es pronto para medir el verdadero impacto de la estrategia de la compañía de streaming. La temporada de premios acaba de iniciar y todavía no se logra un verdadero acuerdo entre Netflix con los exhibidores tradicionales.
Si quieres disfrutar Roma en la pantalla grande, aquí puedes consultar las funciones disponibles cerca de ti. De cualquier manera, formará parte del catálogo de Netflix a partir del 14 de diciembre.
Ésta es una colaboración de Ximena P. Morales para la sección de Cine y Televisión